Inicio Destinos El Peñón de Gibraltar y sus irreverentes macacos.

El Peñón de Gibraltar y sus irreverentes macacos.

Nuestra colaboradora Guadalupe Domínguez, editora de la página Panibericana, viajó a Gibraltar y nos describe su experiencia.

Gibraltar se encuentra al sur de la península ibérica. Nuestro punto de partida fue la bella ciudad costera de Tarifa, (Cádiz) donde hay mucho que disfrutar, sobre todo en temporada de fiestas y cuando el buen clima acompaña. A unos 50 km, se encuentra la frontera con Gibraltar.

Una mañana de enero, muy temprano, entramos a pie al territorio de La Roca. Mientras esperábamos en el control fronterizo, oíamos a varios policías británico-gibraltareños, enfundados en sus cascos de bobbys, hablando entre ellos a risotadas; alternaban frases en inglés y un español con marcado acento local. Esa fue nuestra primera sorpresa. Acabados los trámites, entramos por la Avenida Winston Churchill, que atraviesa de lado a lado la pista del aeropuerto, tuvimos que detenernos ante una barrera para ceder el paso a un avión, que justo en ese momento aterrizaba delante de nuestras narices. Esa fue nuestra segunda sorpresa.

Pueblo británico

Las cabinas de teléfono, arquitectura de las casas, jardines y los letreros en inglés nos hacían sentir que estábamos en un típico pueblo británico, salvo por la brillante luz del sol y los detalles andaluces que asomaban por todas partes.

Como entramos a Gibraltar sin coche, se nos avecinaba una difícil subida a la cima del Peñón si queríamos disfrutar de las espectaculares vistas y encontrarnos con sus famosos monos asilvestrados. Por lo regular, el servicio de funicular lleva a los visitantes al mirador pero ese día se encontraba cerrado. Por suerte, no faltó un avispado gibraltareño que aprovechó la ocasión para sacarse unos euros, así que se ofreció a subirnos en su furgoneta al prohibitivo precio de 20€/persona, que pagamos de buen gusto, con tal de ahorrarnos la espantosa subida a pie. Tampoco es que el funicular sea muy económico: 12€. Además, el conductor nos fue explicando la ruta y nos acercó a los distintos miradores y puntos de interés.

La primera parada fue para visitar el monumento a Las Columnas de Hércules, las cuales representan el conocido mito griego en el que el semi-dios Hércules,  hijo de Zeus, separó las dos orillas del estrecho para abrir un espacio de conexión entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico.

Posteriormente, nos detuvimos en diversos puntos donde apenas llegar, se arremolinaban los  famosos macacos de Berbería (Macaca Sylvanus) que habitan a lo largo y ancho del peñón. Son los únicos primates que viven libres en todo el continente europeo. El resto de su especie habitan en la cordillera de los montes Atlas, en Marruecos y Argelia, donde se les considera una alimaña. Por el contrario, en Gibraltar son admirados, protagonistas… y lo saben.

El mito de los macacos de Berbería en Gibraltar

 El origen de esta colonia aislada de macacos siempre ha sido un misterio. Los primates desaparecieron de la península ibérica con la llegada de las glaciaciones, hace unos 30.000 años. La teoría más consistente defiende que los primeros macacos estaban domesticados y vinieron con las fuerzas musulmanas que invadieron la península a partir del 711. Se adaptaron perfectamente a las nuevas condiciones que les ofrecía el terreno y más tarde  se asilvestraron. Su presencia en el Peñón de Gibraltar está documentada antes de que los propios británicos ocupasen el enclave en 1704. Asegura la leyenda, que si los monos desaparecieran de Gibraltar, también lo haría el dominio británico sobre la roca.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la población de monos había disminuido de forma tan alarmante que el muy supersticioso premier británico, Winston Churchill, ordenó trasladar nuevos ejemplares desde el Norte de África. -Los británicos y sus leyendas-. Esta parece inspirarse en aquella otra más conocida acerca de la Torre de Londres, que vaticina la caída de la Corona Británica si los cuervos que en ella habitan desaparecen, y para evitarlo,  se les recorta habitualmente una de sus las alas,  para que no vayan muy lejos si echan a volar.

La población de Macacos en Gibraltar asciende a unos 300 ejemplares. Son diurnos y bastante longevos, llegando a vivir hasta 20 años. Se pasan la mayor parte del día comiendo, jugando y acicalándose unos a otros. Se alimentan sobre todo de insectos, vegetales y fruta, que es suministrada por las autoridades del Peñón. Está prohibido a los visitantes darles de comer bajo penas muy severas de hasta 500 libras esterlinas, sí, libras esterlinas. La broma puede salir muy cara. De todos modos, no hace falta que les des alimento pues ellos han desarrollado una fenomenal capacidad para el robo de golosinas, así que si sacas algo apetitoso y ellos lo ven, dalo por perdido. Y es que intentarán arrancarte todo lo que lleves en las manos sea o no de comer. Lo que más persiguen son las bolsas de plástico porque asocian su sonido y forma con la comida. Y si te la birlan no intentes detenerlos, que te pueden meter una dentellada que te hará ver las estrellas. Si te quitan algo, espera, puede que luego lo tiren una vez hayan saciado su curiosidad.

Estos simpáticos personajes están completamente acostumbrados a la gente, se acercan con desparpajo e incluso posan para los fotógrafos. Con toda naturalidad podrás sentarte a su lado, de hecho, lo más normal es que sean ellos los que se acerquen a ti. No es raro verlos saltar y posarse sobre las personas, en ese caso basta con agacharse hacia adelante para que se marchen hacia otro turista despistado. Eso sí, en ningún caso los toques porque podrían morderte.

El último refugio neandertal

El extremo sur de la península ibérica y concretamente, la Cueva Gorham del peñón de Gibraltar, se considera el último reducto conocido de la neandertal Sapiens Neandertalis, especie humana específicamente europea que se extinguió definitivamente  entre 24.000 y 28.000 años atrás, de acuerdo con las dataciones calculadas por medio de carbono 14, a partir de artefactos, restos de hoguera y animales, entre otros vestigios encontrados en la cueva. Los poderosos sapiens y los neandertales no coincidieron en la Cueva Gorham, lo que permitió a estos últimos sobrevivir  unos cuantos miles de años más, hasta la extinción definitiva de la especie. Hace aproximadamente unos 24.000 años, hubo un período de sequía prolongada que afectó a la región y acabó para siempre con los hombres de Neandertal.

Túneles del Gran Asedio y de la Segunda Guerra Mundial

 Es posible conocer las tripas peñón y  visitar parte del complejo de medio centenar kilómetros de  túneles que lo convierte en  un auténtico queso gruyere. El primer complejo, conocido como los Túneles del Gran Asedio,  fue construido durante la guerra hispano-británica, entre 1779 y 1783, en la que España intentó por última vez recobrar militarmente Gibraltar. Concedida a los británicos en 1704, durante el contexto de la Guerra de Sucesión española, su titularidad  fue ratificada con la firma del  Tratado de Utrecht en 1713, por el cual los británicos reconocían como monarca legítimo de España al  Borbón Felipe, a cambio de la cesión de la isla de Menorca y el propio Gibraltar.

Los túneles fueron construidos manualmente, con objeto de incorporar un cañón a la cara norte del peñón, para poder disparar a las tropas españolas que se encontraban en el istmo de entrada al enclave. Los trabajos se iniciaron en 1781 y finalizaron en 1783, apenas unos meses antes de que finalizara el gran asedio. El proceso de construcción fue extremadamente dificultoso y  el esfuerzo titánico. Los túneles fueron excavados con herramientas rudimentarias como martillos, cinceles, palas, y utilizando cargas de pólvora, todo esto, llevado a cabo por unos soldados, debilitados y famélicos  que además debían subir todo el material, incluidos los pesados cañones, por las empinadísimas cuestas del peñón. Otra leyenda cuenta que posteriormente, en una de sus salas, específicamente en la Sala de San Jorge,  se le ofreció un banquete al General Ulysses S. Grant, 18º Presidente de los Estados Unidos.

El complejo de túneles fue aumentado de forma exponencial a consecuencia del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando el enclave gibraltareño se convirtió en un punto esencial para mantener el control de entrada al Mediterráneo. Los túneles originales fueron aprovechados, rehabilitados y ampliados hasta límites insospechados. Este laberinto subterráneo contaba con almacenes de municiones, un hospital con quirófanos de campaña, cocinas, comedores e incluso una central eléctrica para asegurar el abastecimiento energético a Gibraltar.  Entre 1940 y el final de la guerra, la red de túneles contaba con unos  52 kilómetros de carretera (más que en el exterior), diseñados en zig zag con el objetivo de disminuir el efecto de las ondas expansivas en caso de bombardeos. En la actualidad los túneles se encuentran en desuso y algunas zonas han sido convertidas en Museo.

Gibraltar es más que una mole rocosa

No extraña que este pedazo de roca caliza haya sido tan disputado. Es un lugar excepcional por muchos motivos. Es una atalaya natural estratégica y un espectáculo visual. Vigila a través de un pequeño estrecho de apenas 14 kilómetros, las costas del continente africano y la entrada al mar Mediterráneo desde el Océano Atlántico. Constituye el último refugio conocido de una especie humana extinguida, emparentada con la nuestra y de los únicos monos en libertad de todo el continente europeo.

En continua disputa entre España y el Reino Unido, los países que se arrogan la soberanía de este punto estratégico de apenas 7 kilómetros cuadrados, actualmente constituye una colonia o territorio de ultramar británico. La polémica llega a extremos muy curiosos, por ejemplo, en España se defiende que la división entre Mar Mediterráneo y Océano Atlántico se produce en Punta Tarifa, mientras que los británicos defienden que el punto de separación es Punta Europa, en territorio gibraltareño.

Conoce más de otros destinos de la Península Ibérica en: www.panibericana.com

Por Guadalupe Domínguez / Panibericana

Salir de la versión móvil