Con escasos seis meses de diferencia respecto al anterior realizado en Mérida, Yucatán, la 4T llevará a cabo el Tianguis Turístico en Acapulco, Guerrero, con una organización atropellada tanto federal como del estado por la falta de tiempo, y con un destino sumido en otra de sus crisis de inseguridad.
Por Editorial TravelTimes
Los expertos de la industria de reuniones -sobre todo-, saben perfectamente que, para organizar un magno evento como este, mínimo se necesita un año para poder tener todo listo, además de dar el tiempo suficiente para que tanto las empresas como los estados tomen un respiro y puedan recuperarse de los altos costos que suponen su participación.
Así que, gastados y desgastados, y de enfrentar uno de los peores meses que ha vivido la industria turística nacional, empresas y destinos harán hasta lo imposible para tener una presentación digna, pero a escasos días de la inauguración, las invitaciones a los cocteles y cenas fuera de la agenda del Tianguis no han aparecido, por lo que el lado social del evento definitivamente no será el mismo este año.
En cuanto a la organización parece que habrá más incertidumbre que otros años, porque la Sectur federal tuvo a bien hacer unos cambios en su equipo, e incorporaron personal que desafortunadamente no tiene experiencia en organizar eventos como este, y ni siquiera ha estado en uno. ¡Imagínese!
Al final, la mala o buena organización y las raquíticas agendas para los empresarios y periodistas son lo de menos frente a un tema mucho más importante y preocupante: la inseguridad de Acapulco.
Los crímenes están peor, o en el mismo nivel de hace 11 años, que en ese entonces ocasionaron que el Tianguis Turístico luego de 36 años dejara el puerto que lo vio nacer para convertirse en itinerante, por presiones mediáticas y de compradores nacionales e internacionales por la serie de sucesos ocurridos antes y durante el tianguis.
Y hoy el ambiente en Acapulco sobre todo en la zona tradicional, luce más enrarecido.
¿Se jugará Acapulco otra vez la sede del Tianguis?
Recordemos qué pasó hace unos años. Era la noche del sábado 26 de marzo de 2011, alrededor de las 22 horas, cuando en la avenida Costera se registró un enfrentamiento armado entre grupos criminales y elementos de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada de la entonces administración federal de Felipe Calderón.
A menos de un kilómetro de distancia de la balacera y a la misma hora se realizaban dos eventos relacionados con el Tianguis Turístico. El primero de la cadena hotelera IHG que organizó coctél en el Club de Yates para periodistas y socios comerciales, que habían realizado una travesía por la bahía; y el segundo evento era del Gobierno del Distrito Federal que ofreció un coctel en el hotel Boca Chica, muy cercano a la plaza de toros.
Tanto los cerca de 30 participantes a los eventos que ya habían llegado a los lugares, como los que estaban en trayecto, y que quedaron prácticamente en medio, estuvieron retenidos durante más de una hora, como medida de seguridad, para evitar ser víctimas del fuego cruzado. Además que era imposible salir de la zona.
Esto fue la gota que derramó el vaso, ya que se había registrado otros hechos violentos días antes, como la aparición de cadáveres amordazados a menos de un kilómetro del Centro de Convenciones donde se llevó a cabo el evento, y que fueron descubiertos minutos después de ser inaugurado el tianguis por el entonces Presidente Calderón.
Hay que puntualizar que el Tianguis Turístico, es la principal plataforma del sector que reune a destinos, empresarios y socios comerciales en un solo lugar, para promover la oferta turística del país, y hacer negocio. Es un evento para promover a México, donde no caben imágenes de descabezados ni balaceras.
¿Y cómo está hoy Acapulco? Ahí le va. Al menos 20 grupos criminales se disputan Guerrero, luego de que se desbaratara el cártel de los Beltrán Leyva en la época de Calderón; además súmele la policía comunitaria de la UPOEG, una organización ligada a estos grupos, que mantienen una brutal disputa por el control de las zonas de producción, trasiego y venta de droga en el estado, principalmente en el puerto.
Desde enero a la fecha, cada mes hay un promedio de 30 ejecuciones desde Acapulco tradicional hasta la zona Diamante. Esto logró que Acapulco pasara de ubicarse del número 10 al 6 entre los municipios más violentos del país. Súmele la cascada de casos de extorsión a taxistas, empresarios y comerciantes, que se han derivado en quema de negocios (no olvidemos el Baby´O) o de vehículos que se han convertido en la imagen diaria.
Esto no incomoda al gobierno de Guerrero, ni al federal que parece que voltea a otro lado para no darse cuenta del “negrito” en el arroz.