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La militarización del turismo por la 4T

Islas Marías, un proyecto militarizado. Retratos: Carlos Antonio Rodríguez y Carlos Velázquez en su toma de posesión.
Islas Marías, un proyecto militarizado. Retratos: Carlos Antonio Rodríguez y Carlos Velázquez en su toma de posesión.

Luce como un ganso, vuela como un ganso, grazna como un ganso, pues es obvio que es un ganso, así idéntico pasa con la militarización del sector público del turismo mexicano.

Por Editorial Travel Times

Los militares o exmilitares ocupan puestos directivos de dependencias, y cada día más actividades turísticas están siendo coordinadas por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) o por la Secretaría de Marina, ¿cómo luce eso? A una militarización.

Sin embargo, aunque sea evidente, la 4T ni hoy ni nunca lo va a reconocer. Aquí la gran incógnita es cuál es el propósito. Unos pensarían, no pasa nada, si es turismo, pero si se fija en las letras chiquitas se tratan de actividades estratégicas que tienen que ver con concesiones para la transportación, el control del espacio aéreo y marítimo. La protección de nuestras fronteras y litorales es una misión conferida a las fuerzas castrenses, pero no así la administración pública. Eso es un tema diferente.

Hagamos un recuento. El nombramiento más reciente realizado por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador es el otorgado a Carlos Velázquez Tiscareño, como director general del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), un vicealmirante piloto aviador en retiro que ocupó diversos puestos en el sector público aéreo y naval.

Él a su vez, ha anunciado que ha incorporado a nueve almirantes y personal retirado de la Secretaría de Marina para ocupar directivos, que van desde la dirección de Administración; Operaciones y Recursos Humanos del AICM.

Aeropuertos o bases

Otro militar en el sector aéreo comercial del país es el General de División Piloto Aviador Diplomado de Estado Mayor Aéreo en retiro, Carlos Antonio Rodríguez Munguía, que ocupa la dirección general de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) desde enero de 2021.

Otro aeropuerto en manos de militares es el Aeropuerto Internacional Felipe Angeles (AIFA), que no solo fue construido por la SEDENA, si no que ahora está dirigido por Isidoro Pastor Román, General Brigadier del Ejército Mexicano, que se hiciera “famoso” por la adquisición de tres automóviles de lujo al contado.

A pesar de que se licitaron tramos a la iniciativa privada, FONATUR ha conferido a la SEDENA la construcción de tres tramos del Tren Maya: 5 norte, 6 y 7, equivalentes a cerca de 529 kilómetros, es decir, el 35 por ciento del total del recorrido que tendrá el tren. La Sedena recibirá este año mil 556 millones de pesos por la elaboración solo de los proyectos ejecutivos.

Otro botón de muestra es el proyecto turístico Islas Marías, en donde la Secretaría de Marina operará vuelos y servicios de ferries. Los vuelos hacia el destino los realizarán en un avión que anteriormente formaba parte de la flota de Petróleos Mexicanos, y en total serán dos ferries que saldrán de San Blas, Nayarit y Mazatlán, Sinaloa a la isla, todo esto también controlados por los marinos.

No hay que olvidar que en 2020, AMLO entregó a la Sedena y a la Secretaría de Marina el control administrativo de las aduanas y los puertos, que implica el control del paso de embarcaciones comerciales y de pasajeros, o sea cruceros.

A lo largo de su campaña política hacia la presidencia de la República, así como en reiteradas declaraciones y discursos, AMLO se dedicó a desdeñar la labor de las fuerzas militares en materia de seguridad, siendo una de sus propuestas de campaña “sacar de las calles al ejército”, lo cual no solo no está cumpliendo, si no que ahora los está involucrando en actividades que nunca habían incursionado como es el caso de las relacionadas con el turismo.

Es de reconocer la labor de las fuerzas armadas en la protección del país, y en actividades tan nobles como el Plan DNIII, sin embargo, la utilización de sus mecanismos de control y estrategias militares, en el ámbito civil, se corre el riesgo de oprimir a quien se protege y violentar los derechos humanos.

Además de que el control al que quiere llegar el presidente, a través de uso de militares, y el empoderamiento que se les otorga, se reemplaza personal con décadas de experiencia y quita oportunidades a empresas especializadas que podrían generar empleos y mayor riqueza a un país hoy con una economía tambaleante.

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