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El Club Med y su historia en México

Historia del Club Med
Historia del Club Med

COLUMNA: CIUDAD ABIERTA

En 1950 se fundó el Club Med innovando la hotelería al manejar un concepto de Todo Incluido que, comparado con lo sofisticado que esta idea ofrece hoy en día en las diversas cadenas que lo ofrecen, resultaba bastante sencillo.

Por Gustavo Armenta

La primera vez que me hospedé en un Club Med fue en Ixtapa, a finales de la década de los 80. Y me encontré con un hotel que no se parecía en nada a los que conocía: los cuartos eran muy pequeños, como de albergue juvenil, con paredes de ladrillos descubiertos, literas y sin mayor decoración. No tenían teléfono ni televisión, ni mucho menos caja de seguridad. Pero lo más desconcertante era que tampoco proporcionaban al huésped una llave, así que cuando uno salía de la habitación ésta se quedaba abierta y cualquiera podía entrar. Al dormir, simplemente se ponía una pequeña cadena como medida de seguridad.

En la recepción estaba disponible un teléfono y cajas de seguridad, y a un lado se localizaba una sala donde había una televisión comunal. Sólo había dos restaurantes: uno abierto, sin paredes, junto a la playa, para desayunar y comer; y otro cerrado, donde se comía y cenaba. En ambos casos el servicio era de bufete y las bebidas alcohólicas incluidas en el precio únicamente consistían de cerveza y vino de mesa con botellas que en lugar de un tapón de corcho tenían una tapa que se giraba. No existían las mesas exclusivas, de manera que cualquiera podía sentarse en la mesa de otro si había sillas desocupadas. El objetivo era convivir y conocer gente en un ambiente muy relajado.

Desde entonces ya contaban con los “Grandes Organizadores”, mejor conocidos como “GO”, que es un grupo de muchachos, hombres y mujeres, de muchas partes del mundo, amables y alegres, que animan y divierten a los huéspedes, además de ayudarles en cualquier cosa que necesiten. En aquellos años era común que ellos también se sentaran a comer con los huéspedes.

Como no se manejaba dinero dentro del hotel, si se quería beber un coctel o cualquier otro licor en el bar de la alberca, había que ir a la administración a comprar unas canicas de plástico que dependiendo del color era su valor. De un lado tenían un pequeño orificio y del lado contrario una diminuta punta que se engarzaba en el hoyito de otra canica, de esta manera se podían forman pulsera o collares que todos lucían en la piscina y con los cuales se pagaban los tragos en la barra.

En resumen, la idea era hacer sentir al cliente que se encontraba en un club de amigos, donde todos confiaban en todos y donde la premisa era divertirse socializando, alejados por unos días de la esclavitud de la televisión, los teléfonos y el dinero en efectivo. Por fortuna, aún no existían los celulares.

Pasarían poco más de dos décadas para que regresara al Med de Ixtapa. Fue en diciembre de 2013, cuando en esa propiedad dieron una gran fiesta para celebrar los 45 años de la llegada del Club Med a México en 1968.

Esta empresa apostó por abrir hoteles en dos de las ciudades lúdicas –técnicamente llamadas Centros Integralmente Planeados— que se concibieron en el papel a finales del gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970, y que se construyeron durante la administración de su sucesor Luis Echeverría Álvarez: Cancún, en Quintana Roo, e Ixtapa, en el estado de Guerrero, cuando nadie los conocía y no se tenía certeza de que alcanzaran a ser destinos turísticos exitosos.

En los siguientes veinte años, el Club Med llegó a tener cinco hoteles de playa en nuestro país: Cancún, Ixtapa, Huatulco en Oaxaca; Playa Blanca en Jalisco; y Guaymas, Sonora. Así como otros cinco en las zonas arqueológicas de Cobá, Quintana Roo; Chichén-Itzá y Uxmal, en Yucatán; Teotihuacán, Estado de México y Cholula, en Puebla.

Pero aunque ese concepto original de Todo Incluido era muy sencillo, en su momento fue tan revolucionario que logró gran éxito. Sin embargo, todo evoluciona y hay que cambiar para estar acorde con los tiempos y con las nuevas exigencias de los clientes. Ante esta realidad, en los primeros años del siglo XXI decidieron cerrar sus propiedades de Huatulco, Guaymas, Playa Blanca y todas las villas arqueológicas, porque ya no cumplían con los nuevos estándares de calidad que se impuso la empresa, enfocando sus baterías en las de Cancún e Ixtapa.  

Fue entonces que invirtieron 50 millones de dólares en ambos hoteles para mejorar las habitaciones e instalaciones, frente a un mercado que demandaba un producto lujoso. En 2013, inyectaron otros 13 millones de dólares al hotel de Cancún, para agregar 60 cuartos más y así llegar a 360, un nuevo restaurante y un Club de Niños, según anunció durante la fiesta de aniversario Saverio Friselli, entonces director de Club Med en México.

Al tomar la palabra, la embajadora de Francia en nuestro país en esos días, Elizabeth Betón Delegue, externo: “México y Francia tienen en común un formidable patrimonio cultural, histórico, natural; una diversidad de territorios y una riqueza gastronómica que ha sido reconocida por la Unesco. Los ámbitos de intercambio de experiencias entre nuestras dos naciones son infinitos y es preciso explotarlos. En este marco, la experiencia del Club Mediterranée es evidentemente una ventaja y este Club, aquí en Ixtapa, presenta un modelo de hotel familiar excepcional que, con estándares de comodidad y de excelencia renovados, es fiel al espíritu del Club Med, a saber: la calidad de la recepción, el respeto de la naturaleza, la libertad y la convivialidad”.

Hoy, a diez años de distancia de esa fiesta, el Club Med continúa en el camino de mejorar su identidad de marca y responsabilidad social, pero sin olvidar sus orígenes, de lo cual hablaremos próximamente.

gustavo.armenta@traveltimes.com.mx

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