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COLUMNA: CIUDAD ABIERTA

Gustavo Armenta
Gustavo Armenta

Para la Industria de Reuniones, la tecnología no es una enemiga, sino la oportunidad de expandir nuestras audiencias, afirma Sherrif Karamat

Regresemos a principios de 2020, antes de que el Covid-19 fuera declarado pandemia mundial. Sherrif Karamat, presidente y director ejecutivo de la Professional Convention Management Association (PCMA), piensa en esos días y afirma que ya entonces la industria del Turismo de Reuniones se encontraba en problemas, pero no porque las cosas le fueran mal, sino todo lo contrario: porque todo marchaba muy bien y uno de los desafíos que enfrentaba era haber perdido la perspectiva, “justamente por el éxito que se tenía hasta ese momento”.

Después vino la crisis sanitaria y todo cambió. Pero Sherrif se aleja de la autocomplacencia y sostiene que la pandemia no fue “algo que nos pasó”, sino que sucedió por culpa nuestra, de los seres humanos, convirtiéndose más en un síntoma que en una enfermedad, ya que la verdadera enfermedad se llama Cambio Climático, el cual también hemos propiciado.

En su análisis de la situación, la primera gran lección que tenemos que aprender es que de ahora en adelante debemos tener sentido de anticipación, actuar de manera preventiva y no reactiva.

Este hombre, a quien se le reconoce como una eminencia en la Industria de Reuniones, sin dudar asegura que ésta fue una de las que más resultó afectada y, aunque los gobierno tomaron diferentes decisiones de cerrar o no sus fronteras, el resultado común en todo el mundo fue que esta industria se vio forzada a recurrir a la tecnología digital para mantener a sus comunidades conectadas de alguna manera para mantener vivos sus negocios.

Otra consecuencia es que muchos empleados fueron despedidos, gente que debió migrar a otras actividades para poder sobrevivir y ahora no quiere regresar porque en ciertos niveles percibían bajos salarios. De manera que ahora la Industria de Reuniones encara un problema estructural, porque la tecnología llegó para quedarse y el contacto remoto no produce los mismos retornos económicos que el contacto presencial, y está padeciendo también una falta de mano de obra que necesariamente empujará a ofrecer empleos mejor remunerados, sueldos más justos, con la expectativa de una mayor productividad. Así que el desafío es tanto financiero como laboral.  

No obstante, este ejecutivo de maneras serenas y hablar reflexivo no se queda con lo negativo sino que busca lo positivo dentro de este dramático trance que paralizó al planeta. Sostiene que una de las enseñanzas es que en los dos últimos años aprendimos que las personas necesitan conectarse face tu face. “No hay duda de que el Zoom reduce costos, pero también la tecnología retroalimenta y expande la oportunidad de crecer nuestra oferta cara a cara”, dice.

Y ejemplifica con el negocio deportivo. Si dentro de un estadio cien mil espectadores son los únicos que pueden ver un partido de futbol, la Industria de los Deportes aprendió a usar la televisión para ampliar su audiencia. “Lo que tenemos que hacer nosotros es incorporar más tecnología, porque no es una enemiga, sino que puede expandir el alcance de las audiencias, el contenido que se produce y que esto retroalimente de alguna manera la participación presencial en nuestro eventos”, explica.  

Sherrif insiste en que es vital anticiparse y estar preparados para las crisis que ya vivimos y que es muy probable que se repitan: el 11 de Septiembre, enfermedades, huracanes, turbulencias financieras mundiales, porque no son excepciones sino eventos que forman ya parte de la vida de la sociedad actual. Igualmente, pone especial énfasis en combatir el Cambio Climático, por lo que propone una economía regenerativa. Y da ejemplos sencillos pero muy ilustrativos. “Como industria necesitamos exigir a los destinos turísticos, hoteles, líneas aéreas, etc., el uso de energías renovables y de materiales que puedan ser regenerados. Si usamos una alfombra, reutilizarla en el próximo evento, porque si la continuamos usando de la misma forma que lo estamos haciendo, vamos a llegar a una situación irreversible”.

Finalmente, le pregunto cómo siente la responsabilidad de estar al frente de una organización tan grande en medio de esta crisis. “No perder el control”, son sus palabras inmediatas, pero enseguida concluye: “En la vida nada bueno llega fácilmente. No podemos desencajarnos ante algún acontecimiento, si algo sucede debemos mantener la calma, es una responsabilidad muy grande. Tenemos que pensar cuál es el beneficios de nuestras acciones y cómo van a afectar a las personas, no cómo me va a afectar a mí. Si hubo un grupo de personas que creyeron en mí como líder, tengo que responder en consecuencia y respetar ese mandato que se me fue otorgado”.

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