COLUMNA: CIUDAD ABIERTA
Si en el siglo XIX el inglés Phileas Fogg y el francés Jean Passepartout lograron darle la vuelta al mundo en 80 días –gracias a la imaginación de Julio Verne–, pasando todo tipo de aventuras e incomodidades, ¿no le gustaría hacer lo mismo siglo y medio después, pero sin tanta prisa, tomándose su tiempo, digamos unos cuatro meses, durante los cuales pasará los días y semanas mirando el mar y el cielo desde la comodidad de un camarote con terraza, bebiendo Martinis o lo que le plazca, tomando el sol junto a la piscina, comiendo en buenos restaurantes, asistiendo a comedias musicales durante la noche o comprando un poco de adrenalina en el casino y curándose la cruda con mimosas por las mañanas, mientras va conociendo 47 de las ciudades más atractivas de 32 países en todos los continentes?
Por Gustavo Armenta
Los precios arrancan, aproximadamente, desde los 15 mil dólares por viajero, para los pasajeros más modestos, y de ahí hasta cifras más robustas que conllevan mayor lujo, espacio en el camarote y confort. Pero si en este momento no le alcanza, no se preocupe, ya que tiene tiempo para ahorrar y experimentar éste que puede ser el viaje de sus sueños, si es que es amante de los cruceros o anhela viajar en uno.
Porque en enero de 2026 la nave “MSC Magnífica”, de la naviera MSC Cruceros, iniciará el recorrido de 36 mil millas náuticas, equivalentes a 66 mil 672 kilómetros, y 119 días. Zarpará de Italia y se irá directamente a Barcelona para después lanzarse a cruzar el Océano Atlántico hacia el continente americano. Anclará en destinos como Madeira, Barbados, Granada, Bonaire, Curazao y cruzará hacia el Océano Pacífico por el Canal de Panamá, para seguir por Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, San Diego y San Francisco, Hawái, Tahití, Samoa, Islas Fiji, Nueva Zelanda, Australia, Manila, Japón, Corea del Sur, Shanghái, Hong Kong, Vietnam, Singapur, Malasia, Sri Lanka, Dubái, Omán, Jordania, Egipto y Grecia, entre otros.
Y si usted, mexicano, vuela a Italia para vivir desde el principio este maratón de agua salada, horizonte, alcohol, comida, ruleta, Black Jack, diversión, desembarcos, cultura, vestigios históricos, colores de piel, idiomas y selfies, le tenemos una noticia aún mejor: el 31 de enero estará atracando en Puerto Vallarta, para que escuche unos buenos mariachis, y después seguirá hacia Cabo San Lucas, para que no extrañe tanto el terruño.
El paquete incluye quince excursiones, sin costo, en tierra. Obviamente, el periplo se puede contratar de principio a fin o por tramos. Para que se anime, le puedo decir que este crucero cuenta con doce bares, cinco restaurantes gourmet, albercas, teatro para mil 200 personas, club de tenis, gimnasio, tiendas, cine 4D, discoteca, minigolf, boliche, pista para correr, Spa y lavandería.
Según afirma el portal crucerosplus.com, MSC Cruceros es una empresa italiana fundada en 1987 por Gianluigi Aponte, con sede en Ginebra, Suiza. En 2002 sólo contaba con tres barcos, pero para 2017 su inventario de naves alcanzó las veinte, para ser ya una de las mayores compañías del mundo en este ramo.
Por su parte, el MSC Magnífica se construyó en 2019 y en 2021 registró su primera renovación para hacerlo aún más moderno y ampliar sus espacios para los niños.
Este recorrido marítimo alrededor del mundo suena interesante y sus números resultan impresionantes: hay que estar arriba de un barco durante la tercera parte de un año, recorrer casi 67 mil kilómetros, albergar en la memoria y la cámara fotográfica 47 destinos de 32 naciones para completar una vuelta al planeta y desembolsar varios miles de dólares. ¿Quién puede darse este lujo? Y no lo pregunto por el dinero, sino por el tiempo. ¿Quién puede disponer de unas vacaciones de cuatro meses? Tal vez familias muy pudientes, pero los niños tienen que ir a la escuela. Quizá parejas, dueñas de su empresa. O jubilados adinerados que disponen de todo el tiempo necesario.
Cuatro meses en altamar suena casi a un experimento sociológico, como el que hiciera el antropólogo Santiago Genovés en 1973 en el pequeño barco Acali, buscando investigar las relaciones interpersonales en condiciones de espacio limitado y aislamiento social. Zarpó del puerto español de Las Palmas, y sólo viajaron once personas, hombres y mujeres, de diferentes nacionalidades, razas, religiones y profesiones, todos cuidadosamente escogidos por Genovés.
El viaje duró 101 días y concluyó en la isla de Cozumel, en México, con sorprendentes datos sobre el comportamiento humano en esas condiciones estrechas, casi de hacinamiento, lo cual quedó documentado en el libro «El experimento Acali: cinco hombres y seis mujeres en una balsa cruzando el Atlántico durante 101 días», publicado siete años después y escrito por el propio Santiago Genovés.
Sólo que tomar la travesía en el MSC Magnífica como algo similar sería un experimento, pero a lo bestia, con un hotel flotante y miles de personas. Pero, aunque grande, también se trata de un espacio limitado con gente de distinto sexo, nacionalidades, religión y profesión, que convivirán durante cuatro meses y muchos de ellos acabarán conociéndose, conviviendo, compartiendo una cotidianidad y haciendo amistades o enemistades. Quizá esta mirada pueda ser lo que haga más atractivo aventurarse a vivir la experiencia de vivir cuatro meses navegando con desconocidos.
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