En el México de las simulaciones, vimos en días pasados al Presidente de la República Mexicana, Andres Manuel López Obrador “inaugurando” el Aeropuerto Internacional Felipe Angeles, mostrando la llegada de aviones comerciales, haciendo alarde del cumplimiento de una de sus promesas de campaña.
Como un circo aéreo, hay que reconocer que su estrategia mediática es muy buena, porque podría confundir a cualquiera que no conozca del sector turístico y aeronáutico, ya que en realidad lo que fue a “inaugurar” no fue una nueva pista de aterrizaje, sino la ampliación y el mejoramiento de una ya existente, y una estación terminal -que parece más una bodega-, muy al estilo militar.
Ir ahí a Santa Lucía es una pesadilla, no existe transporte público que te lleve o te saque de ahí, y no ha sido de ahora, si no desde que la Base Aérea Militar No. 1 inició operaciones en 1952. Si no vas en vehículo es imposible salir, y por más rápido que “construyan” la terminal aérea si no hay maneras de cómo mover a los pasajeros, los esfuerzos prácticamente son inútiles.
Yo se que el “hubiera no existe”, pero déjeme recordarle lo que hubiéramos tenido en materia de transporte terrestre en el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) si se hubiera concluido.
Además de la ampliación de las líneas 1, 5 y 9 del Metro de la Ciudad de México el proyecto del NAICM contemplaba la construcción de una línea del metro adicional, que daría servicio tanto a la terminal, como a la zona habitacional y de servicios adyacente que se generaría por las propias necesidades del aeropuerto.
Esta nueva ruta del metro operaría de manera subterránea, y conforme continuara la expansión del NAICM se construirán cinco estaciones del metro en el área adicionales.
Para albergar este gran sistema de transporte para el NAICM se crearía el Centro de Transporte Terrestre que iría por debajo del estacionamiento del aeropuerto. En este también hubiera llegado un tren de servicio suburbano expreso desde el centro de la ciudad hasta el NAICM. Esto señoras y señores, sí era un gran proyecto.
En la pasada “inauguración” del Aeropuerto Felipe Ángeles, el Presidente López Obrador dijo que habrá un tren que conecte a la terminal con la Ciudad de México y se trabaja en “10 frentes” para la conexión vial. Dejémoslo ahí.
Un aeropuerto además de ser la puerta de entrada de un país, es el inicio de un viaje que puede convertirse en una experiencia agradable o no, por lo que los turistas esperarían tener comodidades similares a las que suelen tener en sus lugares de origen.
México se merece terminales aéreas metropolitanas que reflejen la magnificencia de sus paisajes y su maravillosa cultura, y con ello competir al parejo con potencias mundiales que buscan atraer a turistas y a inversionistas que utilizan los servicios de transportación de carga.
Ya para terminar, no se a usted, pero a mi hay una pregunta que me da vueltas la cabeza ¿quién pagaría la turbosina y asumiría los gastos de sacar de sus rutas a los aviones de Aeromar, Viva Aerobus y Volaris solo para una demostración circense? O ¿es que ya les prometieron prioridad en elegir los slots en el Felipe Ángeles?