Desear que los megaproyectos de infraestructura de la 4T fracasen, además de ser mezquino, es igual que escupir al cielo. Todos y cada uno de ellos se ejecutan con los impuestos que pagamos todos nosotros. Pero cuando están planeados sobre las rodillas y a la fuerza, nacen arrastrando muchos problemas y destinados al fracaso.
Por Editorial Travel Times
Si el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) tuvo menos litigios que afrontar, y a un mes de inaugurado luce vacío, imagínese el futuro del Tren Maya que enfrenta una serie de amparos y suspensiones judiciales. Ya que simple y sencillamente no cuenta en su totalidad con Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) -que han encendido las alertas de científicos y ambientalistas-, y tampoco cuenta con Estudios de Viabilidad Financiera que aseguren su futuro.
La administración de Andrés Manuel López Obrador está dispuesta a echarse un volado a ciegas, porque no hay garantías que el Tren Maya tenga la demanda en viajes y transporte de carga, que genere a su vez, un verdadero desarrollo económico a la zona sur del país. De modo que, el alto costo que representa la depredación de una zona rica en biodiversidad puede que no valga la pena, ni en un año ni en diez.
Aunque no existe un estudio de mercado y hay información sobre en cuánto tiempo llegará al punto de equilibrio, Fonatur asegura que el Tren Maya generará un ingreso anual de 46 mil millones de pesos de los cuales el 70 por ciento provendría del transporte de carga (alimentos y perecederos; combustibles; y material de construcción), y el 30 por ciento del transporte de pasajeros y turismo, algo así como 14 mil millones de pesos. Luce bien, solo que hay un detalle, y es que las zonas donde pasará el tren no cuentan con parques industriales y cadenas productivas desarrolladas.
Y sí, se puede fomentar la inversión, pero el mismo AMLO se ha encargado de enemistarse de cuanto empresario se le ha atravesado, y la idea de contar con capital extranjero, es otro dilema, por la falta de certeza jurídica que se ha encargado de crear la misma 4T. De entrada, olvídese de capital español y estadounidense. Así que tardaría años, y ni usted ni yo, ni AMLO lo veríamos.
El tema turístico es igual de complejo, porque se quiere justificar una necesidad de interconexión -hoy en día cubierta con el autotransporte-, entre un polo turístico internacional como es Cancún con la ciudad de Mérida y poblaciones circunvecinas. Fuera de esa ruta, no existe infraestructura de calidad turística en las poblaciones donde llegará el tren, por su alto grado de marginación.
El turismo requiere una serie de servicios, no solo de transporte, si no también hospedaje con calidad hotelera, restaurantes, centros de entretenimiento, y sitios turísticos, con estacionamientos y baños, y personal capacitado y bilingüe que hoy en día no se tiene en la zona. La tarea es descomunal, y hoy no se ve que la Secretaría de Turismo y Fonatur hablen de algún plan en concreto para iniciarla.
Más costo del estimado
El costo del proyecto del Tren Maya que originalmente se evaluaba en 120 mil millones de pesos (10 por ciento de financiamiento público y 90 por ciento privado), por las modificaciones que ha sufrido y costos de materiales, se ha elevado a 230 mil millones de pesos. Así que pensar en que habrá más recursos “para lo demás” está en chino.
La construcción del tramo 5 que va de Playa del Carmen a Tulum, Quintana Roo, le sacará canas verdes a AMLO, ya que hace un par de días, la Asociación Defendiendo el Derecho a un Medio Ambiente Sano, obtuvo de un juez de distrito una suspensión provisional para frenar las obras, lo cual ha implicado la tala de árboles, la destrucción de la flora y de las especies nativas, y la perforación del suelo, en donde se quiera reconocer o no, existe sistema de cavernas y cenotes.
Ambientalistas y científicos se han apoyado de la comunidad artística para que el tema resuene, sobre todo en Palacio Nacional. Los expertos quieren que AMLO vaya y se sumerja en la zona que se está depredando, para que verifique con sus propios ojos el daño irreversible que se está ocasionando y rectifique. Sí que fuera, nos unimos al clamor, aunque bien sabemos que AMLO no es de esos presidentes que escuchan a los demás y, como ya dijo, no irá…