COLUMNA: CIUDAD ABIERTA
Por: Gustavo Armenta
A finales de mayo pasado falleció Pablo González Carbonell, empresario de larga trayectoria en la industria turística mexicana. Era presidente de Royal Holiday, compañía de clubes vacacionales que incluye la cadena hotelera Park Royal, con propiedades en Puerto Rico, Miami y Buenos Aires, además de nuestro país. También fungió durante muchos años como líder de la Asociación de Inversionistas en Hoteles y Empresas Turísticas (AIHET).
Además de por su carrera en el sector del turismo, a González Carbonell se le recuerda por haber sido un hombre bastante claridoso, inclusive a veces un tanto pasado de la raya, como cuando durante un Congreso del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), máximo organismo del sector privado turístico, afirmó públicamente sobre una declaración del entonces primer mandatario Felipe Calderón: “Lo que dijo el presidente es bastante estúpido. ¿Qué, vamos a hacer guetos seguros para vengan los turistas?”. Días antes Calderón había dicho que existía la posibilidad de trabajar “en la construcción de lugares especialmente seguros para el turista”.
Otra más, que muchos recuerdan, fue la “bienvenida” que le dio a Claudia Ruiz Massieu Salinas. Era diciembre de 2012 y la sobrina del expresidente Carlos Salinas de Gortari tenía apenas un par de semanas de haber tomado posesión como secretaria de Turismo, cuando se reunió con los jerarcas del CNET, cuyo presidente era Pablo Azcárraga Andrade. En la gran mesa, Ruiz Massieu se sentó en medio de los dos Pablos, en lo que se suponía era una visita de cortesía y acercamiento con los dueños de las principales empresas turísticas de México. Los discursos fueron amables, hasta que llegó el turno de González Carbonell, quien ya era presidente de la AIHET, órgano afiliado al CNET.
Sin diplomacia de por medio, le soltó a bocajarro, sentado junto a ella, que él hubiera preferido que el nuevo presidente del país, Enrique Peña Nieto, nombrara al frente de la Secretaría de Turismo (Sectur) a alguien que sí tuviera conocimiento del sector turístico.
Claudia no pudo esquivar el golpe y tuvo que asimilarlo y responderlo, lo cual hizo de la siguiente manera: “Pablo, no tengo experiencia en el sector, pero tengo mucha experiencia política y aprendo rápido. Me voy a nutrir de todos ustedes, de su consejo, de su visión y de su diagnóstico, de sus capacidades técnicas, para poder hacer política que es lo que sí sé y ayudarlos y apoyarlos a todos ustedes”.
Historias viejas, que inevitablemente se recuerdan cuando se habla de Don Pablo, como la gente solía referirse con respeto a González Carbonell.
Por su parte, Pablo Azcárraga, quien estuvo diez años al frente del CNET al reelegirse varias veces, declinó seguir en el cargo cuando inició la actual administración federal del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Terminó su último periodo en febrero de 2020 y en su lugar fue electo el director del grupo hotelero Presidente, Braulio Arsuaga Losada.
Durante los casi quince meses que Azcárraga todavía presidió el CNET al arrancar el gobierno lopezobradorista, se mostró como un dirigente empresarial crítico de las políticas turísticas ordenadas por AMLO, principalmente por la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).
Por el contrario, a su sucesor, Arsuaga Losada, los radicales de su propio gremio lo han acusado de no seguir esa línea, al calificarlo como demasiado tolerante con el actual gobierno federal. Crítica un tanto injusta, ya que Braulio simplemente ha mostrado una política gremial más diplomática y conciliadora que su antecesor.
Pero la fichas en el tablero han cambiado y habrá que ver qué puede pasar de ahora en adelante, porque ante el fallecimiento de González Carbonell, después de casi tres años de estar dedicado de lleno a sus labores como CEO de Grupo Posadas, Pablo Azcárraga regresa a la esfera pública al ser nombrado hace unos días presidente de la AIHET, en lugar de Don Pablo.
La AIHET conjunta a los principales inversionistas del sector turístico en México, pero jerárquicamente Braulio Arsuaga es el líder de todo el empresariado de este ramo, por lo que Pablo Azcárraga deberá seguir los lineamientos del presidente del CNET, o al menos eso se supone.
La expectativa está puesta en ver si Azcárraga se disciplina o si decide tomar un protagonismo anti gobierno que opaque la posición moderada de su sucesor en el CNET. Tal vez la pregunta principal sea: ¿por qué Pablo decidió regresar?