COLUMNA: CIUDAD ABIERTA
La historia de El Cid Resorts inició casi a finales de 1972, cuando Don Julio Berdegué Aznar, nacido en Madrid, inauguró en Mazatlán, Sinaloa, un campo de golf de nueve hoyos y una Casa Club. Así que en noviembre de 2022 esta empresa mexicana cumplió sus primeros 50 años de vida. Y casi seis meses después, todavía continúan los festejos al entregar la semana pasada reconocimientos a varios de sus empleados por su lealtad y compromiso.
Por Gustavo Armenta
Don Julio Berdegué fue y sigue siendo todo un personaje de la industria turística de México. De acuerdo con la historia que el periodista Ariel Noriega publicó en 2007 en el portal Noroeste.com, fue hijo de padre republicano durante la guerra civil española y a los ocho años de edad cruzó los Pirineos para llegar a Francia huyendo del franquismo, donde él y su familia llegaron a vivir en un campo de refugiados. De ahí se trasladaron a París y posteriormente en la bodega de un barco navegaron hasta Veracruz. Y luego a la Ciudad de México, donde creció y se graduó como biólogo en el Instituto Politécnico Nacional.
Como biólogo, recorrió las costas de varios estados del norte, incluido Sinaloa, para luego irse becado a estudiar una maestría en California, Estados Unidos. En 1958, ya casado con Dolores Sacristán, trabajó en San Diego y Panamá, para finalmente radicarse en Mazatlán, laborando en una empacadora de mariscos y pescados en Escuinapa.
En 1963 renuncia a la empacadora y, en lugar de regresar a la capital del país, decide quedarse a vivir en Mazatlán. Invirtió sus ahorros en la pesca de camarón y creció en esa industria. A principios de la década de los 70 vendió sus empresas y determinó entrar al mundo del turismo. Con visión de futuro, en 1972 compró cien hectáreas de monte y marisma, donde construyó su primer hotel: Granada, y la primera parte del fraccionamiento El Cid. Y continuó adquiriendo terrenos siempre junto al mar.
Don Julio Berdegué es una leyenda del turismo y su historia es larga, pero ahí comenzó todo. Falleció en 2007 y, al ser una empresa familiar, su hijo Carlos Berdegué Sacristán ocupó su lugar al frente de los negocios.
Hoy Carlos es el presidente y director general del Grupo El Cid Resorts y Fernando Berdegué, es director de la División de Bienes Raíces y Desarrollo y Construcción. Cuentan con ocho hoteles en Mazatlán, Riviera Maya y Cozumel; Pronatuours, organizadora de excursiones; campos de golf, marinas, bienes raíces y Tiempo Compartido, entre otros, con más de tres mil 400 empleados en total.
Carlos Berdegué siempre ha sido una voz crítica en la industria turística, sin filtros para externar lo que piensa. Como buen norteño, es un hombre y empresario echado pa´delante. Por ejemplo, siempre se opuso públicamente a la construcción del Centro Integralmente Planeado de Playa Espíritu, en Escuinapa, el principal proyecto turístico del presidente Felipe Calderón, reclamando que esos recursos mejor deberían destinarse a consolidar un destino como Mazatlán, que está muy cerca.
El tiempo le dio la razón, Playa Espíritu es un proyecto frustrado, que nunca se desarrolló. El siguiente gobierno federal, el del presidente Enrique Peña Nieto lo ignoró, y la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2021 lo rifó por medio de la Lotería Nacional como “lotes rústicos con vocación turística”.
Quizá lo único que les ha faltado es hacer realidad sus planes que ya tenían en 2006, de abrir hoteles en Cabo San Lucas, Baja California Sur; Puerto Vallarta, Jalisco; Ixtapa, Guerrero; y Nuevo Vallarta, en Nayarit.
Pero han crecido en otros rubros y tal vez en el futuro alcancen esos planes. Por lo pronto, a medio siglo de distancia, todo lo que construyó Don Julio Berdegué, obra que han continuado sus hijos, es digno de reconocerse.