¿Estás listo para disfrutar de unas merecidas vacaciones en un paraíso poco conocido en Baja California Sur? Entonces es el momento de planear una travesía hacia Loreto, la ciudad más antigua de las Californias; poseedora de paisajes de ensueño y diversidad única, y el hogar de personas de cálido corazón que se han convertido en fieles guardianes de esta joya natural.
Elegir Loreto es dejarse fascinar mientras el tiempo parece no existir, es realmente disfrutar de momentos especiales que abrazan el alma de los visitantes que viajan en plan familiar, con amigos o en pareja.
Para llegar a este destino es posible tomar la ruta terrestre desde La Paz, que además obsequia a los viajeros asombrosos escenarios naturales en una apacible ruta de cuatro horas o desde Tijuana, con seis horas de trayecto. Un road trip altamente recomendable.
Sin embargo, si el deseo de llegar a Loreto es grande, entonces se puede realizar un viaje en avión desde Tijuana, ya sea por Calafia Airlines o Volaris, con menos de dos horas de duración.
Flanqueado por el mar y la Sierra de la Giganta, Loreto es un sitio privilegiado que está listo para recibir con gusto a quienes buscan experimentar un turismo tranquilo, sostenible y respetuoso, tanto de la naturaleza como de la cultura y tradiciones. Porque aquí, el tiempo para vivir cada momento, es un lujo.
Una maravilla de Loreto es que todo se descubre ¡caminando! Al ser un poblado pequeño, se puede recorrer tranquilamente mientras se aprecia la arquitectura colonial de sus calles. La Plaza Salvatierra es punto de encuentro de prácticamente todo el pueblo, así que por las tardes este sitio se convierte en el lugar ideal para convivir, para después dirigirse al malecón, desde donde se observan amaneceres espectaculares, dignos de ser capturados por una cámara o por la memoria.
Otro punto de interés es la Misión de Nuestra Señora de Loreto Conchó, fundada por misioneros jesuitas en 1697 y considerada como la madre de todas las misiones de las Californias. Sin olvidar la Misión de San Francisco Javier y el Museo de las Misiones Jesuitas, un importante espacio cultural.
También, para quienes aman la naturaleza y descubrirla paso a paso, Loreto ofrece inolvidables rutas de senderismo y running, así como otras actividades al aire libre para disfrutar del paisaje desértico.
A unos cuantos minutos del pueblo, los viajeros se quedan boquiabiertos al descubrir el impresionante Parque Nacional Bahía de Loreto, declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el 2005 y que forma parte del “Acuario del Mundo”, denominado así por Jacques Cousteau, el explorador y oceanógrafo francés.
Dentro de los límites protegidos del parque marino, punto clave entre la vida marina y tropical, se encuentran cinco islas imperdibles: Danzante, Carmen, Coronados, Montserrat y Santa Catalina, cuyas playas de suave arena son perfectas para un día tranquilo y donde las personas generan una conexión inigualable con el mar, que a cambio los deja sumergirse en sus apacibles aguas.
Visitar La Lobera para acercarse a juguetones lobos marinos, hacer recorridos en lancha o yate, practicar esnorquel o buceo, aventurarse en el kayak o realizar pesca deportiva, permite a los viajeros gozar de horas de entretenimiento en el mar antes de regresar al hotel.
El Pueblo Mágico de Loreto cuenta con infraestructura hotelera para todo tipo de viajeros, así como restaurantes que ofrecen delicias como la emblemática almeja chocolata y ceviches; comida casera como chiles rellenos con queso, frijoles y tortillas de harina; cocina de rancho como los burritos con machaca o bien, propuestas más contemporáneas estilo fine dining. Sin olvidar las extraordinarias propuestas de vinos, considerando la tradición vinícola de la Baja.
En Loreto se recomienda que los turistas confíen y se dejen guiar por los anfitriones, quienes con gusto y orgullo les mostrarán riquezas naturales y compartirán tanto sus tradiciones como su cultura, pero sobre todo, su tiempo y deseos por hacer de su visita una experiencia memorable.