A dos horas y media en avión desde Tokio, Okinawa destaca por su belleza natural y clima subtropical. Las playas Zampa y Esmeralda ofrecen aguas cristalinas y actividades acuáticas únicas. La herencia del antiguo reino Ryukyu se refleja en su música, danza y artesanías tradicionales. Además, la majestuosa naturaleza del Bosque de Yanbaru y el Valle de Gangala convierten a Okinawa en un destino verdaderamente inolvidable.
Playas paradisíacas
Japón es conocido por sus templos y montañas, pero Okinawa ofrece un contraste vibrante con sus playas paradisíacas. Playa Zampa, con su arena blanca y aguas azul cobalto, es perfecta para paseos en bote de cristal o paravelismo. Playa Esmeralda, también en la isla principal, destaca por su arena de coral y aguas cristalinas, ideal para una experiencia relajante. Además, las islas periféricas como Ishigaki y Miyako ofrecen playas aún más claras y una atmósfera tropical única.
Cultura del reino Ryukyu
Okinawa ofrece una perspectiva diferente de Japón con su rica herencia del reino Ryukyu, que influyó en su cultura y tradiciones. Disfruta de la música local con el sanshin, asiste a espectáculos de danza tradicional Ryukyu-Buyo y vive la energía del Eisa durante el verano. La cultura local también se refleja en artesanías como los Shisa y el Bingata, que puedes adquirir como recuerdos.
Naturaleza majestuosa
Explora la majestuosa naturaleza de Okinawa en el Bosque de Yanbaru y el Valle de Gangala, con sus selvas tropicales, manglares y cuevas históricas que te transportarán a tiempos antiguos. El Bosque de Yanbaru, conocido como el “Bosque Milagroso”, ofrece cascadas, fauna endémica y recorridos en kayak por manglares. El Valle de Gangala, con sus cuevas de piedra caliza, te permitirá experimentar un fenómeno natural extraordinario.