Aunque es un componente de la oferta turística, la vivienda vacacional de renta temporal no forma parte de la cadena productiva de la industria sin chimeneas, básicamente porque una casa de descanso no genera una derrama económica al destino similar a un hotel, y no se comercializa por los mismos canales.
Tan sencillo como que no aporta los mismos impuestos, ni genera la misma cantidad y calidad de empleos, pero sí se beneficia de la promoción turística que realizan los estados y las empresas turísticas, tanto hoteleras como agencias de viajes.
Es por ello, que cada vez que vemos que aplicaciones como Airbnb o muchas otras, le ganan terreno a la hotelería organizada en destinos turísticos, principalmente de playa, es delicado y hasta cierto punto preocupante.
En su Reporte sobre las Economías Regionales de enero-marzo de 2021, Banco de México (Banxico) reportó que las propiedades residenciales de alquiler temporal han ganado participación en el mercado de hospedaje respecto a los hoteles, en un panorama a largo plazo; y a corto plazo, la oferta de Airbnb ha logrado una recuperación mucho más rápida que los hoteles durante el primer trimestre de 2021, tras la caída originada por la pandemia.
Desde 2016, la participación de las propiedades residenciales de alquiler temporal ha crecido año con año, hasta casi duplicarse en 2021, considerando que cada casa (independiente a su número de habitaciones) equivale para Banxico a un cuarto hotelero.
De tal suerte que, del total de oferta disponible en 2021 a nivel nacional, 70 por ciento corresponde a cuartos de hotel, y el 30 por ciento a casas en Airbnb. Esto cambia de acuerdo con la región. En centros de playa, la proporción es 75.9 por ciento son cuartos hoteleros contra 24.1 por ciento casas, mientras que en ciudades va del 65.3 por ciento al 34.7 por ciento.
En términos de recuperación tras la pandemia, se observa que para Airbnb el crecimiento a nivel nacional ha sido prácticamente completo, al tener reservaciones al 99.3 por ciento, mientras que a nivel nacional la hotelería reporta cuartos ocupados al 50.2 por ciento.
En el sur del país donde la economía de los estados depende más del turismo, Airbnb no solo se ha recuperado, si no que está a niveles del 103.8 por ciento, en cambio la hotelería maneja el 49.3 por ciento de cuartos ocupados, de acuerdo a Banxico.
El organismo explica que durante el recrudecimiento de la pandemia a finales de 2020 y principios de 2021, se reportó un impacto visible en los índices de cuartos ocupados en la hotelería, pero no se observó una reducción marcada en las reservaciones de Airbnb, lo que sugiere que las propiedades en renta se volvieron más atractivas, fundamentalmente porque no hay contacto con personal y áreas comunes.
Banxico vaticina que esta tendencia permanecerá, toda vez que la pandemia continúe. Aunque hay ya acciones que indican que vendrá la pronta vacunación de personas de 30 a 39 años en Quintana Roo y Baja California Sur, que ayudará a que el personal de los hoteles esté más protegido, y haya mayor confianza entre los huéspedes en regresar a los hoteles.
Lo que, si es que las vacaciones en un hotel sí son vacaciones, al menos para todos, porque cuando se renta una casa, le aseguro que las que menos descansan son las señoras que de todos modos tienen que cocinar y limpiar, sin ayuda alguna.
Sagarzo a todo lo que da
Lo que es una pena es que el Gobierno de la 4T vea con desdén lo que sucede actualmente con la llegada de sargazo a las costas de Quintana Roo. Esta oleada de algas parece estar más abundante que nunca, y no se ve que haya una mayor intensión de la Secretaría de Marina por aumentar los esfuerzos.
El gasto para mejorar algo la vista está recayendo en los hoteleros, que malamente en algunos casos, no en todos, están recogiendo el sargazo en playa y no en el mar como sería lo ideal. Al recogerlo en playa, además de ser más tardado y costoso, se erosiona la arena, que ya de por sí no luce tan hermosa como antes.