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domingo, mayo 19, 2024

Acapulco, entre la devastación y la zozobra, necesita la ayuda de todos los mexicanos

COLUMNA: CIUDAD ABIERTA

Lo que le sucedió a Acapulco a partir de los primeros minutos de este miércoles 25 de octubre con la llegada del huracán Otis, de categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson que los clasifica por la intensidad del viento, es espeluznante. Bastaron unas cuantas horas para despedazar gran parte de su infraestructura urbana, lo mismo viviendas de los pobladores, que hoteles, comercios y mobiliario de la ciudad.

Por Gustavo Armenta

Cuando uno ve las fotografías o videos, tomados a ras de tierra o con drones, igual se puede pensar que lo que sucedió ahí fue un terremoto o un poderoso bombardeo que duró varios días. Al parecer, de manera milagrosa no estamos hablando de un saldo de gran cantidad de muertos o heridos graves. Hasta el momento, prácticamente se tiene un saldo blanco, a reserva de lo que se vaya sabiendo con el paso de las horas, una vez que la corriente eléctrica, la telefonía y el internet vuelvan a funcionar y las calles, caminos y carreteras sea despejadas para que se recupere el tránsito de vehículos y personas.

Hoy, una vez más, el desastre y la tragedia se ensañan con Acapulco. No obstante, a pesar de que lo que hemos visto hasta el momento es escalofriante, lo peor aún está por venir, cuando se tenga el recuento de los daños. Este puerto del estado de Guerrero, que durante varias décadas y hasta la aparición de Cancún fue el principal destino turístico de México y uno de los más famosos del mundo, vive precisamente de eso: del turismo.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) — actualizada a diciembre del 2020— en Acapulco hay 289 hoteles que suman 19 mil 676 habitaciones (no incluye la oferta extra hotelera no registrada). De estos establecimientos de hospedaje, 26 son de categoría 5 Estrellas, que conjunta 6 mil 481 cuartos; 50 de 4 Estrellas, con 6 mil 537 cuartos; 103 de 3 Estrellas, con 4 mil 59 cuartos; 82 de 2 Estrellas, con 2 mil 30 cuartos y 28 con 1 Estrella, con 569 cuartos.

En 2020, en estos hoteles formalmente establecidos se hospedaron 4 millones 139 mil 521 turistas, de los cuales sólo 224 mil 854 provinieron del extranjeros. Pero estas cifras son muy bajas y atípicas, ya que se trata del año en que estalló la pandemia del Covid-19.

Así que si revisamos los números del 2019 –año pre pandemia–, veremos que Acapulco recibió en estos hoteles a 9 millones 65 mil 181 visitantes, de los que 329 mil 184 llegaron desde otro país. Por supuesto que la cantidad de turistas que cada año llegan a este destino es mucho mayor, pero se hospeda en casas propias o de familiares o amigos, en centros de hospedaje no registrados oficialmente –se calcula que la oferta informal de hospedaje es similar a la que ofrecen los hoteles– o en inmuebles que se contratan por medio de plataformas digitales como Air B&B.

Igualmente, Acapulco tiene registrados 398 establecimientos que ofrecen comida y bebida, como restaurantes, locales de preparación de alimentos para consumo inmediato, cafeterías, fuentes de sodas, neverías, refresquerías, centros nocturnos, discotecas, bares y cantinas. A esta estadística hay que sumarle toda la oferta callejera e informal que vende cualquier tipo de alimentos y bebidas.

Estos son los rubros básicos de la economía de cualquier destino turístico. Hay que añadir toda la clase de productos y servicios que también se ofertan para complementar la actividad turística que demandan los viajeros.

En Acapulco hay alrededor de 780 mil habitantes y la mayoría labora directa o indirectamente en el sector turístico y otra clase de servicios. A dos días de que el huracán Otis lo impactara sin piedad, las preguntas inmediatas que surgen son: ¿cuántos hoteles hay hoy de pie en este puerto?, ¿cuántos restaurantes y demás establecimientos de alimentos, bebidas y diversión?, ¿cuántos centros comerciales con capacidad para funcionar?, ¿cuántas casas fueron arrasadas?, ¿cuánta gente se quedó sin un lugar donde vivir? Y, encima de todo esto, ¿cuántas personas se quedaron sin empleo, sin su fuente de ingresos? ¿Cuánto tiempo tardarán en reconstruir la ciudad para que sus pobladores de nueva cuenta tengan una vivienda y un lugar donde trabajar?

La temporada vacacional de invierno –una de las mejores de cada año– está a menos de dos meses de distancia y se ve casi imposible que para entonces Acapulco tenga algo que ofrecer a los turistas. Sí, lo peor está por venir. Y Acapulco, que nos ha dado tanto durante décadas a los mexicanos y a los extranjeros, merece que le brindemos todo el apoyo posible. Queda en cada uno de nosotros encontrar la manera de ayudarlos.

gustavo.armenta@traveltimes.com.mx

Gustavo Armenta
Gustavo Armenta
Es periodista especializado en Turismo. Ha publicado en diversos medios de comunicación enfocados al Turismo. Fue encargado del departamento de Comunicación Social de la SECTUR.

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