El pasado viernes 13 de septiembre, el Centro Citibanamex de la Ciudad de México se convirtió en el epicentro de un evento sin precedentes: Knorr logró romper el Récord Guinness al preparar El Pozole más grande del mundo. En una celebración que reunió a más de 500 invitados y diversas personalidades, la marca sirvió 1,900 kilos de este icónico platillo, reafirmando su compromiso con la autenticidad y la calidad en la cocina mexicana.
Un logro monumental para Knorr
«Estamos emocionados de alcanzar este logro tan significativo para nuestra marca. Romper el Récord Guinness con la preparación de 1,900 kilos de pozole reafirma nuestro compromiso de ofrecer sabores auténticos y de calidad, además de honrar la herencia culinaria de México», declaró Mildred Villegas, Directora General de Unilever Nutrition LATAM. Para Knorr, este evento no solo fue una hazaña gastronómica, sino también una celebración de las raíces culturales de un platillo que tiene un profundo significado en la gastronomía mexicana.
Personalidades y recetas compartidas
El evento no solo estuvo lleno de sabor, sino también de celebridades que se unieron a la celebración. Wendy Guevara, Doris Jocelyn, Scarcuchi, Hueycoyote, Tammy Parra, Aristeo Cázares y Salma Bandala fueron algunas de las figuras públicas e influencers que, además de compartir el momento, ofrecieron sus propias versiones de la receta del pozole, utilizando ingredientes comprados en Bodega Aurrerá, uno de los patrocinadores clave del evento.
El pozole: una historia con raíces prehispánicas
Este platillo tradicional, que ha sido parte de la cultura mexicana desde la época prehispánica, fue en su origen un alimento sagrado para los pueblos mesoamericanos. Según crónicas de Fray Bernardino de Sahagún, el pozole se preparaba en ceremonias religiosas con carne de prisioneros sacrificados. Con la llegada de los españoles, esta práctica fue sustituida por carne de cerdo, pero el pozole mantuvo su relevancia en la cultura y cocina mexicana.
Degustación y fiesta para cerrar con broche de oro
Durante la celebración del Pozole más grande del mundo, los asistentes disfrutaron de una versión tradicional del pozole rojo, acompañado de rábanos, lechuga, cebolla, limón y orégano, y servido junto a tostadas crujientes y agua de jamaica. Para poner el toque final a la noche, La Sonora Santanera hizo bailar a los presentes con éxitos como «Ojitos Mentirosos» y «La Boa», cerrando una jornada llena de sabor, música y cultura.
Este evento no solo rompió récords, sino que también reafirmó el profundo vínculo que los mexicanos tienen con su comida. El pozole, en todas sus versiones, sigue siendo un símbolo de celebración y unión familiar, y Knorr demostró que, cuando se trata de rendir homenaje a la gastronomía nacional, no hay límites.